domingo, 18 de noviembre de 2007

Ibiza...mágico silencio... (sep 07)



Nostradamus predijo que este sería el último lugar en la tierra en el que quedaría vida…Y algo mágico debe de tener, desde luego, porque engancha. Quizás sean esos vientos suaves que arrastran partículas de polvos mágicos a tierra, o que en sus numerosas cuevas aún puedes sentir el espíritu de los elementales. Quizás sea simplemente su pasaje de cuento a medio camino entre los celtas y un imperio mediterráneo, pero por algo Tanit la eligió como santuario y protegida…













Ibiza te sorprende desde el primer momento si eres de ese tipo de personas que te dejas sorprender…Te sorprende el espíritu hippie que late en el este de la isla, desde Punta Arabí hasta Las Dalias, o en el pequeño pueblo de San Joan de Labritja. Te sorprende el silencio que pueden encontrar en un lugar tradicionalmente tan bullicioso…el silencio que sale a tu encuentro en el Puig de Misa (Santa Eulalia) o en Cova des Cuieram, donde Tanit te aguarda en el vientre de la tierra, recibiéndote con los brazos abiertos, como se recibía antaño a los caminantes y los peregrinos que pisaban tierra santa.













Ibiza es caletear entre verdes y azules, perderte por el mero placer de encontrarte y perderte de nuevo, buscando lugares mágicos y escondidos, rincones de cuento de hadas: Cala Xuclá, Cala d’hort con Es Vedra desafiante, Cala Bassa, Tarida, Vedella… Es tierra de rituales, de momentos de contemplación y búsqueda interna, de conexión con la magia…despedir al sol entre tambores en Cala Benirrás, subir Dalt Vila hasta casi casi tocar el cielo, aplaudir al astro rey en Caló des Moro… y entre tanto…el silencio. Un silencio que casi puedes tocar en Sant Joseph de Sa Talaia, en Santa Gertrudis…pequeños pueblos de interior que bien merecen una misa…













Acercaos a Ibiza sin prejuicios, sin pretensiones…vereis que la isla os regalará sus mejores galas vestida de naranja y oro al atardecer…Llegad hasta el Destino, hasta el vuestro, que quizás os esté esperando en alguna cala escondida o en algún remoto asentamiento fenicio, y también hasta el de Sylvia, en Sant Josep, un restaurante de todo excepto corriente, donde podreis degustar las mejores tapas eurorientales del mundo amenizadas con una buena conversación…Dejaos meced por las mareas, por los sueños de decenas de viajeros que os precedieron, por millones de espíritus habitantes de bosques de pinos, dejaos llevar y encontrareis algo de la isla en vuestra más profunda mirada…









LOS CINCO IMPERDIBLES
* El Destino.
* Caletear entre azules, turquesas y verdes.
*Honrar a Tanit en el vientre de la tierra.


*Despedir al sol entre tambores en Cala Benirrás.
*Cala Xuclà

Paris..."Dejà vù..." (octubre 1997)


Hemos visto tantas fotos, tantas películas, tantas imágenes de París que, inevitablemente, en cuanto llegas, tienes la sensación de haber vivido en ella, o al menos de haber soñado con un atardecer desde la Plaza de Trocadero, esperando que las luces de la Torre Eiffel comiencen a encenderse. ¿Quién no ha anhelado pasear por los Boulevares, por los Campos Eliseos? Cuando llegas a París tienes la sensación de haber estado ya allí, de haber recorrido las calles del Barrio Latino y haberte hecho un retrato mientras caía la tarde en Montmartre. París está hecho de nuestros sueños y esperanzas, y quizás por eso, cuando la recorres, estás recorriendo una parte de ti mismo, de tus recuerdos…Contemplas escenas que has visto más de mil veces y tus ojos se sorprenden como la primera…





Ahora, que a través de un album de fotos, vuelvo a ese viaje, a mi primer viaje, vuelvo también, de algún modo a recorrer la ciudad, a pasear desde Victor Hugo al Arco del Triunfo, y de allí, a la Torre Eiffel. Vienen a mi mente imágenes de un tiempo donde todo era diferente, donde todo estaba por llegar. Huelo de nuevo el café y los croissants recién hechos al levantarme en el apartamento de la Rue Copernique. Vuelvo a ser una niña de 18 años fascinada por cada uno de los rincones, por cada uno de los momentos, que aquel lejano otoño, Paris quiso regalarme: un bocata compartido en los Jardines de Luxemburgo mientras el cielo amenaza lluvia, los juegos de luz en las vidrieras de la Saint Chapelle, el recogimiento de Notre Dame, las Tullerias, perderme en el Louvre… Acabo de encontrar una foto en la que estoy caminando por el Boulevard Saint Michelle, entre puestos callejeros de libros…Aún no tenía una cámara digital, asi todos esos “momentos reflex” parecen tener aún más valor…


Pero si tuviera que quedarme con un momento…elegiría el de la primera vista de París. Desde Trocadero, apoyada en el muro: la Torre Eiffel, la Noria, el Palais de Chaillot…y de repente…todas las luces se encendieron, como dándome la bienvenida a un mundo mágico que me atrapó desde el principio…



Sigo repasando fotos, mientras desde la pared me contempla el retrato que un pintor de Montmartre quiso regalarme: está firmado y se puede ver, claramente, la fecha: octubre 1997. Hace justamente 10 años que paseaba por Montmartre, por la Plaza Dalí, que pedía un deseo en el vientre del Sacre Coeur. Siempre me pasa. Cuando conozco una ciudad, elijo, sin darme cuenta, una iglesia para encender una vela y pedir un deseo. La verdad es que ya hay unos cuantos deseos míos esparcidos por el mundo, pero ese fue el primero. Y se ha cumplido con creces.




Y aquí estoy de nuevo, con mi recién estrenado pasaporte de viajera: en la Madeleine, Opera, el Obelisco…y en Versalles, creyéndome la amante de algún rey escondida en ese Grand Trianon de Mármol Rosa, perdiéndome por los jardines…





Ha pasado mucho tiempo desde ese primer viaje…muchas cosas han cambiado en mi, y no sólo en mí… Deseo volver a París: volver para ver que es realmente lo que la ciudad ha dejado en mi, porque a veces, el tiempo hace que algunas imágenes amarilleen e incluso se difuminen en tu memoria. Quiero volver a París, llevar a esta que soy hoy a recorrer unas calles que quizás traigan demasiados recuerdos…Deja vù….






LOS CINCO IMPERDIBLES

* Cafe au lait y croissants en rue Copernique.

* Trocadero al anochecer.

* Perderse en Versalles.

* El frio golpeándote la cara en Montmartre .

* Un deseo en el Sacre Coeur.