domingo, 18 de noviembre de 2007

Paris..."Dejà vù..." (octubre 1997)


Hemos visto tantas fotos, tantas películas, tantas imágenes de París que, inevitablemente, en cuanto llegas, tienes la sensación de haber vivido en ella, o al menos de haber soñado con un atardecer desde la Plaza de Trocadero, esperando que las luces de la Torre Eiffel comiencen a encenderse. ¿Quién no ha anhelado pasear por los Boulevares, por los Campos Eliseos? Cuando llegas a París tienes la sensación de haber estado ya allí, de haber recorrido las calles del Barrio Latino y haberte hecho un retrato mientras caía la tarde en Montmartre. París está hecho de nuestros sueños y esperanzas, y quizás por eso, cuando la recorres, estás recorriendo una parte de ti mismo, de tus recuerdos…Contemplas escenas que has visto más de mil veces y tus ojos se sorprenden como la primera…





Ahora, que a través de un album de fotos, vuelvo a ese viaje, a mi primer viaje, vuelvo también, de algún modo a recorrer la ciudad, a pasear desde Victor Hugo al Arco del Triunfo, y de allí, a la Torre Eiffel. Vienen a mi mente imágenes de un tiempo donde todo era diferente, donde todo estaba por llegar. Huelo de nuevo el café y los croissants recién hechos al levantarme en el apartamento de la Rue Copernique. Vuelvo a ser una niña de 18 años fascinada por cada uno de los rincones, por cada uno de los momentos, que aquel lejano otoño, Paris quiso regalarme: un bocata compartido en los Jardines de Luxemburgo mientras el cielo amenaza lluvia, los juegos de luz en las vidrieras de la Saint Chapelle, el recogimiento de Notre Dame, las Tullerias, perderme en el Louvre… Acabo de encontrar una foto en la que estoy caminando por el Boulevard Saint Michelle, entre puestos callejeros de libros…Aún no tenía una cámara digital, asi todos esos “momentos reflex” parecen tener aún más valor…


Pero si tuviera que quedarme con un momento…elegiría el de la primera vista de París. Desde Trocadero, apoyada en el muro: la Torre Eiffel, la Noria, el Palais de Chaillot…y de repente…todas las luces se encendieron, como dándome la bienvenida a un mundo mágico que me atrapó desde el principio…



Sigo repasando fotos, mientras desde la pared me contempla el retrato que un pintor de Montmartre quiso regalarme: está firmado y se puede ver, claramente, la fecha: octubre 1997. Hace justamente 10 años que paseaba por Montmartre, por la Plaza Dalí, que pedía un deseo en el vientre del Sacre Coeur. Siempre me pasa. Cuando conozco una ciudad, elijo, sin darme cuenta, una iglesia para encender una vela y pedir un deseo. La verdad es que ya hay unos cuantos deseos míos esparcidos por el mundo, pero ese fue el primero. Y se ha cumplido con creces.




Y aquí estoy de nuevo, con mi recién estrenado pasaporte de viajera: en la Madeleine, Opera, el Obelisco…y en Versalles, creyéndome la amante de algún rey escondida en ese Grand Trianon de Mármol Rosa, perdiéndome por los jardines…





Ha pasado mucho tiempo desde ese primer viaje…muchas cosas han cambiado en mi, y no sólo en mí… Deseo volver a París: volver para ver que es realmente lo que la ciudad ha dejado en mi, porque a veces, el tiempo hace que algunas imágenes amarilleen e incluso se difuminen en tu memoria. Quiero volver a París, llevar a esta que soy hoy a recorrer unas calles que quizás traigan demasiados recuerdos…Deja vù….






LOS CINCO IMPERDIBLES

* Cafe au lait y croissants en rue Copernique.

* Trocadero al anochecer.

* Perderse en Versalles.

* El frio golpeándote la cara en Montmartre .

* Un deseo en el Sacre Coeur.


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